Ingredientes
3 berenjenas medianas
1/2 cebolla
1/2 pimiento verde
4 dientes de ajo
150 g. de tomate triturado
50 g. de pasas sultanas
Comino
Canela
Nuez moscada
1 limón
Aceite de oliva virgen extra
Sal y pimienta negra recién molida (al gusto de cada casa)
Perejil fresco
Preparación
Lavamos las berenjenas, las cortamos por la mitad a lo largo y, con mucho cuidado, hacemos cortes en la carne dibujando una rejilla. Las colocamos boca arriba en una bandeja de horno cubierta con papel sulfurado.
Añadimos un chorrito de aceite, sal y pimienta y horneamos a 200º C durante media hora, con calor arriba y abajo y en una posición intermedia dentro del horno.
Mientras tanto, vamos preparando el relleno.
Pelamos y picamos la cebolla y el ajo. Los pochamos en una sartén con un chorro de aceite de oliva virgen extra.
Mientras tanto lavamos y troceamos el pimiento en dados pequeños-
Cuando la cebolla está casi transparente es hora de añadirlo a la sartén. Sofreímos unos minutos.
Los añadimos a las verduras junto con el tomate triturado y las pasas, removemos bien.
Espolvoreamos una pizca de comino, nuez moscada y canela y exprimimos medio limón. Volvemos a remover y dejamos que se haga todo junto durante 5 minutos. Retiramos del fuego.
Cuando las berenjenas han salido del horno y se han enfriado ligeramente les sacamos la carne con la ayuda de una cuchara.
Añadimos la carne a la sartén y removemos bien.
Rellenamos la piel de las berenjenas con la mezcla y — opcionalmente — espolvoreamos un poco de perejil fresco picado.
Para esta receta elegí cuatro berenjenas bastante parecidas y que fuesen gruesas, más o menos unos 300 gramos cada una.
Para que las berenjenas mantengan su forma una vez rellenas es importante no hacer cortes muy profundos antes de meterlas en el horno.
Además, a la hora de retirar la carne debemos tener cuidado de dejar una pequeña capa para que resulten más consistentes
Ya que estáis con el horno encendido y estáis en faena. Con aumentar un poco los ingredientes tendréis un plato perfecto para otro día ya que se pueden congelar una vez cocinadas antes de gratinarlas.
Cuando os apetezcan sólo tenéis que descongelar, hornear y listas. No congeléis más de 3 meses.